Lola Martínez Auñón














Es sano mudarse la piel
lavarse la fruncida resistencia
que no nos deja ser parte del todo


la rutina de los actos
nos retiene hasta que
expande la maleza
desde lo oculto


es sano comer cacahuetes
como bañarse en un río
que cuando llega al mar
vacía ese lecho
que fue creciendo
en el silencio y la distancia




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A los que no fuimos escogidos
para el riesgo de imaginar
el viento nos llama perjuros


a los que con ardides
elegimos ser caminantes
la lápida del día nos amamantó


los que flanqueamos esquinas
desde que cae la vida
arriba o abajo de la urgencia
escribimos en el pie de la página